Sudáfrica se
prepara hoy para rendir a Nelson
Mandela uno de los mayores homenajes mundiales dedicados a una
figura de Estado en décadas. Mientras las banderas ya ondeaban a media asta,
las autoridades ultimaban el acto central del funeral que tendrá lugar hoy
martes en el estadio Soccer City de Johannesburgo, donde unas 95.000 personas
podrán seguir en directo la ceremonia y otras podrán hacerlo en otros estadios
habilitados para retransmisiones.
Los homenajes
se prolongarán durante los diez días que dura el duelo, anunció el presidente
Jacob Zuma. Tras el funeral de hoy, los restos de Mandela serán trasladados al complejo Union Buildings, sede del
Gobierno en Pretoria, donde se instalará la capilla ardiente y podrá ser
visitado. Allí permanecerán entre el miércoles y el viernes, aunque serán
sacados cada día para recorrer las calles de la ciudad y que el pueblo pueda
rendir tributo a su ídolo.
El sábado 14,
el cuerpo será trasladado a Waterkloof, en Pretoria, donde el Congreso Nacional
Africano le dará su último adiós. Después será conducido a Este del Cabo, desde
cuyo aeropuerto partirá en carroza hasta la casa de la familia en la aldea de
Qunu. La familia agradece el apoyo recibido de todo el mundo. Mandela era un
hombre humilde que «hizo tiempo para los reyes y las reinas, los pobres y los
ricos, los grandes y los pequeños», dijo la portavoz, Themba Matanzima. «Madiba
no solo fue un ciudadano de Sudáfrica y del extenso continente africano, sino
un ciudadano del mundo», añadió.
El domingo 15
será el último día de conmemoración, con un funeral de Estado ante la familia,
el presidente, el Gobierno y hasta 70 jefes de Estado y de Gobierno de otros
países. Ante la presencia de tantas autoridades y la avalancha de personas que
quieren rendirle homenaje, la seguridad ha tenido que ser reforzada en
Pretoria. El jefe de las Fuerzas Armadas informó de que todos los soldados de
permiso han sido llamados a sus puestos. Los agentes registran los vehículos e
impiden su entrada al complejo gubernamental donde Mandela tuvo su despacho y
donde son miles los que quieren firmar en los libros de condolencias, dejar
tarjetas y ramos de flores.
Los ciudadanos
también siguen dejando notas de agradecimiento frente a la casa de Mandela en
Johannesburgo, en un pequeño altar improvisado con velas y flores, y en Ciudad
del Cabo, donde pronunció su primer discurso tras ser excarcelado en 1990.
Mandela será enterrado en su
pueblo de Qunu, donde creció. Así el preso 46664, el más famoso del mundo,
cumplirá su deseo de descansar junto a su familia. También allí todo el mundo
está de duelo, pero el desconsuelo se manifiesta de forma distinta. Nadie
canta, nadie baila, las emociones se expresan a media voz. En su casa tampoco
hay bullicio, en contraste con lo que sucede en Johannesburgo. Aquí todo se
reserva para el domingo, cuando el mundo asista al entierro de Madiba. El rey
Thembu, el clan de los Mandela, Dalindyebo, prepara ya el funeral tradicional.
Y se
va recitando: " ... Soy el amo
de mi destino:
Soy el capitán de mi alma".