martes, 10 de diciembre de 2013

ADIÓS A NELSON MANDELA: EL PRESO 46664 QUE LEÍA POEMAS


Sudáfrica se prepara hoy para rendir a Nelson Mandela uno de los mayores homenajes mundiales dedicados a una figura de Estado en décadas. Mientras las banderas ya ondeaban a media asta, las autoridades ultimaban el acto central del funeral que tendrá lugar hoy martes en el estadio Soccer City de Johannesburgo, donde unas 95.000 personas podrán seguir en directo la ceremonia y otras podrán hacerlo en otros estadios habilitados para retransmisiones.
Los homenajes se prolongarán durante los diez días que dura el duelo, anunció el presidente Jacob Zuma. Tras el funeral de hoy, los restos de Mandela serán trasladados al complejo Union Buildings, sede del Gobierno en Pretoria, donde se instalará la capilla ardiente y podrá ser visitado. Allí permanecerán entre el miércoles y el viernes, aunque serán sacados cada día para recorrer las calles de la ciudad y que el pueblo pueda rendir tributo a su ídolo.
El sábado 14, el cuerpo será trasladado a Waterkloof, en Pretoria, donde el Congreso Nacional Africano le dará su último adiós. Después será conducido a Este del Cabo, desde cuyo aeropuerto partirá en carroza hasta la casa de la familia en la aldea de Qunu. La familia agradece el apoyo recibido de todo el mundo. Mandela era un hombre humilde que «hizo tiempo para los reyes y las reinas, los pobres y los ricos, los grandes y los pequeños», dijo la portavoz, Themba Matanzima. «Madiba no solo fue un ciudadano de Sudáfrica y del extenso continente africano, sino un ciudadano del mundo», añadió.
El domingo 15 será el último día de conmemoración, con un funeral de Estado ante la familia, el presidente, el Gobierno y hasta 70 jefes de Estado y de Gobierno de otros países. Ante la presencia de tantas autoridades y la avalancha de personas que quieren rendirle homenaje, la seguridad ha tenido que ser reforzada en Pretoria. El jefe de las Fuerzas Armadas informó de que todos los soldados de permiso han sido llamados a sus puestos. Los agentes registran los vehículos e impiden su entrada al complejo gubernamental donde Mandela tuvo su despacho y donde son miles los que quieren firmar en los libros de condolencias, dejar tarjetas y ramos de flores.
Los ciudadanos también siguen dejando notas de agradecimiento frente a la casa de Mandela en Johannesburgo, en un pequeño altar improvisado con velas y flores, y en Ciudad del Cabo, donde pronunció su primer discurso tras ser excarcelado en 1990. 

Mandela será enterrado en su pueblo de Qunu, donde creció. Así el preso 46664, el más famoso del mundo, cumplirá su deseo de descansar junto a su familia. También allí todo el mundo está de duelo, pero el desconsuelo se manifiesta de forma distinta. Nadie canta, nadie baila, las emociones se expresan a media voz. En su casa tampoco hay bullicio, en contraste con lo que sucede en Johannesburgo. Aquí todo se reserva para el domingo, cuando el mundo asista al entierro de Madiba. El rey Thembu, el clan de los Mandela, Dalindyebo, prepara ya el funeral tradicional.

Y se va recitando:     " ... Soy el amo de mi destino:
                                       Soy el capitán de mi alma".

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